Querido Toru,
Es extraño poder sentirnos tan cercanos a alguien que ni siquiera sabe de nuestra existencia. Es como si poco a poco entrara en tu vida, tu hogar, escuela, con tus amigos, en tu cama e incluso tu mente. Y eso es precisamente lo que me ha sucedido contigo, Toru, si me permites llamarte así.
Sé que tienes cierta predilección por las cartas, y no es de extrañar, considerando que vives en los años setenta. De antemano me disculpo por estas escuálidas líneas que ni se parecen a las que escribes, siendo un lector tan ávido no es de esperar menos. Quiero disculparme por irrumpir en tu vida, he visto como evoluciona, y he estado en tus momentos más íntimos. Lo siento. Debo confesarte que me he sentido nostálgica al seguir tus pasos. Es una manía que tengo, sentirme conmovida por desconocidos y sumergirme en sus vidas para comprender sus pensamientos y sentimientos.
Ambos hemos atravesado momentos difíciles, lo sé. La muerte nunca es un tema sencillo de abordar. Es una herida que se abre cada vez que experimentamos una pérdida, miente al cerrarse con el tiempo, y se abre con una canción en el asiento de un 747. Aunque no sea visible desde afuera, el dolor que deja es tan profundo que a veces se hace evidente. La muerte nos deja un vacío en el alma, y aunque suene contradictorio siendo el alma inmaterial, contigo he aprendido que así sucede.
Con estas líneas solo quiero expresarte que ha sido un honor encontrarme contigo en este camino llamado vida. Quiero recordarte que, aunque las circunstancias puedan parecer adversas, siempre habrá luz al final del túnel. Vive cada día como si fuera el último, apreciando las cosas buenas que te rodean: tus padres, tu trabajo, tu salud (aunque a veces la descuides). Naoko, Kizuki y Hatsumi te quieren. Hazlos sentir orgullosos de ti.
No podemos cargar con las batallas de otros, pero eso no significa que no podamos sufrir sus pérdidas. Llora. Grita. Bebe mucho. Luego levántate y sigue adelante. Recuerda, la vida es un breve instante que merece ser vivido plenamente.
Posdata
Recuerda siempre llamar a Reiko, es buena persona y te necesita, ah no sé por qué, pero algo me resulta inquietante en Midori.
Con todo mi cariño,
Stefany.
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